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Cuba: coraje y valor

Leelo y difundelo

 

"Perdonen mis amigos lo extenso de mi comentario, espero que ustedes conozcan el italiano y entiendan el mensaje que sigue en su totalidad, yo… por mi parte pediré ayuda a mi querido hermano el P. Iván para que me haga la traducción. Les ruego leer el mensaje que sigue. También les ruego que opinen y difundan al respecto.

Un fuerte, afectuoso y especial abrazo,

Gloria Aline Miranda Zamarriego

APAFAESCUBA

Huancayo - PERÚ"


Con esta solicitud, la querida Gloria Aline, hermana peruana, ha difundido el articulo que en la noche de ayer publicáramos gracias a otra imprescindible, la italiana Miranda Vallero. Con gran esfuerzo -pues no domino en su totalidad el idioma-, he mal traído para ustedes esta traducción, espero que no demasiado mala, de las experiencias de Laura Guglielmi en Cuba


Cuba: ve alla rápido, ve allá pronto…

Laura Guglielmi nos cuenta su experiencia en La Habana, Un viaje aplazado por mas de 20 años. Una isla que no termina de sorprenderte, de Laura Guglielmi. La Habana, 29 -12 - 2008

Una cita aplazada por más de veinte años. Para la mayoría de edad, mis padres me regalaron un viaje a New York. Tres dias después, estaba ya aburrida. Inquieta, con el mito de Kerouac en la cabeza, junto a mis amigos tomamos un autobús de Greyhound, con destino a Miami. Pero no bastaba, queríamos ir a Cuba. Me puse casi a discutir, cuando me dijeron en la Agencia de Viajes que no había ningún avión que saliera de la Florida para La Habana. Sabía que había un bloqueo pero no me esperaba que no hubiera ni un vuelo semanal. Pues bien, cambiamos de proyecto y despegamos para Jamaica. Pero esta es toda otra historia. Bella cuanto se quiera, pero toda otra historia. Finalmente, llegué a Cuba el pasado noviembre, en una noche llena de estrellas. Encrucijada de piratas, resguardo para las naves españolas repletas de oro, desde siempre isla rebelde, primero contra los españoles, luego contra los Estados Unidos, es difícil definir a Cuba. Quien regresa a casa, después de estar inmerso en su atmósfera caribeña, regresará pronto. No te satisfaces nunca y cuando la dejas, ya sientes su falta.

Fui afortunada porque, en poco tiempo, he tocado con mis manos una realidad que requiere de mucho más para sentirte parte de ella. En ello me ayudó el amigo periodista Aldo Garzia, que ha vivido en La Habana por tres años, como corresponsal del Manifiesto. Me ha hecho encontrarme con italianos que viven allí desde hace años, como el gran fotógrafo Giuseppe Lo Bartola, personas que me han puesto en la mano las llaves (claves) interpretativas de Cuba. Y luego la actriz Odalys, el fotógrafo John, su compañera Mercedes, el emprendedor Mauro. He estado en casa de Alberto Granados, el “joven” que recorrió América del Sur en motocicleta con el Che, Hoy tiene ochenta años. He encontrado tantos italianos y extranjeros, todos embrujados por esta isla.

En enero, se celebra el cincuentenario de la Revolución de los Barbudos, aquel puñado de rebeldes que bajaron de las montañas de la Sierra Maestra en los años cincuenta: Che Guevara el primero, mito para generaciones de jóvenes. El primero de enero de 1959, el dictador Fulgencio Batista huía de la Habana y los revolucionarios tomaban el poder. Pensaba encontrar en Cuba un régimen policíaco, personas que no pudieran expresar sus disentimientos, una ¿campana? Que me siguiese por todas partes. Un poco como me sucedió en mi viaje a China, Como siempre ha sucedido hasta ahora, en el mundo cuando una revolución agitada por óptimos principios se consolida y deja que sean siempre los mismos a inaccesar al poder.

En cambio no, no ha sido así. Y, al decir esto, expongo mi personalísimo parecer, la impresión de que no puedo comprender todo en quince días. Sé que tantos disidentes o personas que han tenido que ver con Cuba, podrán maldecirme después de haber leído mi intervención. No bastan años para comprender la dinámica de esta isla compleja, la más grande del Caribe, con más de mil kilómetros de largo, con más de diez millones de habitantes. Por lo tanto, tómenlo como una primera impresión.

En general, parece que todos pueden lamentarse del gobierno, desde el taxista que te lleva a divertirte hasta los escritores que escriben cuentos donde se meten con los servicios secretos (Eduardo Del Llano, Unplugged, Gran via). Algunos dicen que las cosas deben cambiar, que están estancadas, que querrían una vida más agitada. Sin embargo, el chofer de coco, el taxi motocicleta todo decorado, habla con una propiedad y una capacidad analítica sobre las cuestiones de política internacional que, entre nosotros, ni los laureados.

Giuliano Montaldo estaba en aquellos días en Cuba para rodar un documental sobre el cincuenta aniversario de la Revolución que saldrá al aire por la RAI en febrero. Lo encontré por casualidad en el Hotel Nacional, uno de los más fascinantes hoteles de la Habana –estilo colonial de los años trienta-, y en nuestra larga conversación me ha contado como ha quedado estupefacto de la cultura de la gente común y de los jóvenes. Yo he tenido la misma idéntica impresión. En Cuba parece que todos tienen lo necesario y casi ninguno lo superfluo. Por necesario entiendo comer, casa, luz, gas y teléfono, instrucción (y disfrute de la cultura) y sanidad pública, entre las mejores del mundo, la mejor seguro de toda América Latina. Pocos tienen auto, pocos pueden viajar al exterior, pocos tienen computadora y conexión a Internet en su casa. Aunque en cambio navegan en sus trabajos. Mientras los autos con sus descargas de gases están destruyendo el planeta, y es una fortuna que en Cuba en tanto haya tan pocos, A mi, sin embargo, si me quitan la posibilidad de viajar me quitan la respiración. Y después Internet es una de las pocas cosas positivas de las últimas décadas. In esto los entiendo.

Sin embargo, sin embargo, sin embargo, la dignidad que tienen los cubanos, su manera de ser no lo he encontrado en ningún otro país considerado pobre. Casi ninguno pide limosna, me sucede más en la ciudad donde vivo, Genova. Ninguno escudriña con avidez en los latones de basura, como he visto en tantas partes del mundo, comprendida la ex comunista Moscú. Quizá porque estuve en Cuba a finales de noviembre e inicios de diciembre, no en plena estación turística [acá comete un error porque el mayor arribo de turistas a Cuba se produce justo en estos meses, lo que llaman el “alta turística” según el argot del ramo. N. del Tr.] no he encontrado tantísimas jineteras. Pero habían y les aseguro que me dio un poco de nauseas ver a estas jóvenes veinteañeras bellas como el sol sentadas a la mesa de los restaurantes con decadentes viejos occidentales. Quizá sólo estaba influenciada por el juicio de dos amigos europeos –varones- que viven alli y me han contado cuantas feas historias han visto: muchos conocidos suyos europeos y también algunas mujeres cayeron y se han casado para después llevarlas a Europa, donde todo ha naufragado tras golpes?, denuncias, abogados y divorcios. Algunos han sido reducidos a la miseria. Más, ¿se podrá amar a cualquiera si median intereses económicos? Pero esto no sucede solo en Cuba, de hecho en otras partes es mucho peor.

Otra cosa que no me esperaba: no hay ninguna celebración del Máximo Líder, en el sentido tradicional de tantos países comunistas, no hay estatuas de Fidel en ninguna parte. Abundan [Sustituyo con una palabra que me parece encaja] las de José Martí, poeta y mártir de la guerra de independencia, un poco como nuestro Garibaldi, no faltan los homenajes a Hemingway. El Che en cambio esta por doquier, casi es un espíritu guía, desde incluso la Plaza de la Revolución: no en estatuas si no en murales. Los Hoteles de lujo de la Habana, estan llenos de artículos sobre el Che, como en nuestros centros sociales. Pero esto no sucede sólo en Cuba, él es un ícono para millones de jóvenes de todo el mundo.

En el museo principal de la Habana, un poco aburrida del arte colonial, no veia la hora de llegar a los artistas de los años sesenta y setenta, estaba curiosa de ver como se las habían arreglado en Cuba, segura de encontrar horribles retratos de políticos. Me equivocaba en grande, no existe arte celebrativo, ninguna traza de realismo socialista en el arte de los noventa, aunque sí algunas obras pueden ser también leídas en clave crítica.

Otra cosa que me ha asombrado: estuve en la sede cubana del Instituto Dante Alighieri, para una conferencia de Mariela Castro, hija de Raúl, el actual Presidente. No sólo no había ninguna escolta policial, si no que ella –una cuarentona despierta e inteligente- estaba allí para hablar de los derechos de los homosexuales y de aquello que esta haciendo, junto a su asociación para promover en el gobierno una suerte de “Dico” [Ley italiana para uniones gay]. Después de la persecución realizada contra los homosexuales algunos años atrás, me parecía imposible que la hija de Raúl, sobrina de Fidel, dijese cosas que comparto en cada coma. Dicen que ella es el futuro de Cuba, por lo que he visto no tendría nada que oponer? Aunque no ame a sus recomendados.

En suma Cuba me ha puesto de buen humor, con una predisposición positiva hacia la vida que no quiero peroder. Será porque en cada esquina encuentro alguno que canta y que baila, serña porque por quince días no he visto una publicidad ni por la calle ni en la televisión. No es que la tenga tomada con la publicidad, da de vivir a mentelocale.it como a tantos otros órganos de prensa, pero prueben a estar un poco de tiempo sin ser bombardeados de nalgas, senos, bíceps que recomiendan cualquier cosa. Si está más a gusto consigo mismo y si alcanza una especie de limpieza visual y mental.

Será por la melancolía que inspira el Malecón –el mítico paseo junto al mar de la Habana- en invierno. Si porque también alli hay invierno, donde la temperatura asciende a 25 grados. Será por la atmósfera decadente de los edificios o por las limousinas de los años cincuenta que se apresuran rumorosas por las calles. Quería ir a Cuba antes que todo esto terminara y he tenido éxito. Una cita aplazada por más de veinte años. Lo dice también la Rough Guide [conocidas guías para viajeros. N. del Tr.], vaya rápido, vaya pronto si todavía no ha ido, porque todo cambiará dentro de poco, cuando la isla entre a formar parte del mundo globalizado. Mas los cubanos –rebeldes y testarudos- han encontrado siempre su camino y no han dicho que el Malecón se llenará de Mc Donald y Pizzas Hut, como dicen todos.

(Los subrayados pertenecen al artículo original)

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