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Cuba: coraje y valor

La SINA y la fiesta del “guatao”*

por Deisy Francis Mexidor

Mientras una parte significativa del pueblo estadounidense eligió a Barack Obama como presidente de Estados Unidos, los mercenarios cubanos en La Habana fueron consecuentes con el dinero que reciben y “votaron” por John McCain

¿Recuerdan esta imagen?

Un bufecito por allí, otro por allá. Banderas estadounidenses. Bandas de colores. Verborrea diletante. Sonrisas enlatadas. Todo listo. A las 7:00 de la noche de este 4 de noviembre, la residencia del jefe de la Sección de Intereses de Washington en La Habana sirvió de escenario para, desde el lugar, presenciar en directo vía satélite las elecciones de Estados Unidos.

Fue lo de siempre: ni más ni menos, miembros de los grupúsculos contrarrevolucionarios internos citados por el llamado de sus amos fueron a "votar" por un presidente que asumen como suyo y un gobierno que les aprueba dinero por tubería para la subversión.

También asistieron algunos representantes de la prensa extranjera acreditada en la capital cubana y algún que otro integrante del cuerpo diplomático. Pero todo eso, hablando en términos periodísticos, fue con bajo perfil, pues, como expresara un colega, "este show de los grupúsculos y de los funcionarios de la SINA está bastante gastao".

Lo cierto es que mientras transcurrían las elecciones, en las que una parte significativa del pueblo estadounidense, especialmente nuevos votantes, jóvenes, representantes de minorías, miembros de las capas medias y de la clase trabajadora, inclinaron la balanza a favor del senador por Illinois, Barack Obama, la mayoría de los mercenarios que acudieron al festejo de la SINA estaban puestos, eso sí, para la comida y la cerveza.

Y al ejercer el sufragio simbólico —como era de esperar—, un 64% de los votantes congregados, según el reporte de un corresponsal, definió su elección por el republicano John McCain, el seguidor de las políticas de George W. Bush, cuya promesa primera en Miami —si ganaba— era venir a plantar en Cuba la bandera "de la libertad". Los mercenarios han sido consecuentes con el dinero que reciben.

Sin embargo, la cosa cambió de color y terminó como la fiesta del "guatao". Cuando las horas empezaron a transcurrir y comenzó a despejarse quién sería el nuevo inquilino de la Casa Blanca, los ánimos bajaron y las "provisiones" también.

Tal es así que los presentes en la residencia del jefe de la SINA, convertida en esta oportunidad en "centro de convenciones", vieron el discurso de McCain, pero no el de Obama. Minutos antes de su inicio, cortaron la transmisión. ¡Qué gran ejemplo de democracia! Dicen, incluso, que apenas se conoció el resultado de la victoria fue tal el desaliento, que se paró "el tiro de cerveza" y alguien de los presentes expresó: "¡Arriba caballeros, que esto se acabó!"

 

*Guatao, poblado habanero. Frase usual en Cuba para dsignar algo que acaba mal

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