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Cuba: coraje y valor

Transformaciones socioeconómicas y políticas revolucionarias II

 

Las transformaciones socioeconómicas y políticas revolucionarias en Cuba revolucionaria. 1959-1961. II Parte

Por  Orlando Cruz Capote

Muchas otras transformaciones en el terreno político se sucedieron en esos tres primeros años -1959-1961- de Revolución. La demolición del viejo Estado burgués debía ser acompañada de la construcción de un Estado-Nación Soberano y Popular. En este sentido pueden mencionarse la aparición de nuevos ministerios y organismos así como de instituciones que coadyuvaron en la labor de impulsar los grandes cambios, entre ellos, el Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados, el Instituto Nacional de la Reforma Agraria (INRA), el Ministerio de Bienestar Social,  el Instituto Nacional de Ahorro y viviendas (INAV), el Departamento Industrial del INRA, luego Ministerio de Industrias,  el  Banco de Seguros Sociales, el Instituto Cubano del Petróleo, la Oficina de Fomento Marítimo, el Instituto Nacional de la Industria Turística, el Banco de Comercio Exterior, y la Junta Central de Planificación (JUCEPLAN), entre 1959 y 1960. En el propio año de 1961, se fundan además, el Consejo Nacional de Cultura, el Ministerio de Comercio Exterior, el Ministerio de Comercio Interior, el Ministerio de Transportes, el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER),  etc. Todas estas nuevas instituciones y ministerios se complementaron y coordinaron, en lo posible, los planes de desarrollo de la Isla. Algunos de los viejos ministerios fueron reestructurados y otros fueron eliminados (tal fue el caso del Ministerio de la Agricultura que fue absorbido por el INRA), todo con el fin de lograr una dirección económica eficiente y que respondiera a las expectativas de bienestar económico y social que el pueblo esperaba de la Revolución.

Pero, conjuntamente a estos cambios profundos en la superestructura política, que implicaron la creación de mecanismos para llevar adelante las políticas socioeconómicas en curso, el Gobierno Revolucionario se dio a la tarea de organizar, concientizar y preparar a las masas populares en las labores de construir un nuevo tipo de democracia y hacerlas participativas en las labores económicas y sociales, además de incorporarlas a la actividad la política, la cultura y la defensa del país. Los años, desde 1959 hasta 1961, van a ser testigos de la construcción de una gran red de instituciones y organizaciones políticas, de masas y sociales, incluyendo las de los profesionales, que van a conformar la nueva sociedad civil y política cubana. Este fenómeno de carácter original  permitió  el trabajo de concientización política activa a través del protagonismo del sujeto popular y la ampliación de la democracia participativa y directa del pueblo trabajador en apoyo de la Revolución Cubana en aquellos difíciles dos años.

Un ejemplo de ello, es que las Alcaldías y Concejales en las provincias y municipios fueron sustituidas por los Comisionados, tres en un inicio y posteriormente uno, que constituyeron la primera experiencia de gobierno popular. Estos dirigentes nombrados por las autoridades en los primeros meses del proceso revolucionario impulsaron, junto al Jefe de la Plaza Militar -casi siempre un Comandante o alto oficial del Ejército Rebelde-, el Delegado del Instituto Nacional de la Reforma Agraria en cada instancia, así como las casas del Movimiento 26 de Julio, las del Partido Socialista Popular y del Directorio Revolucionario 13 de Marzo, las principales medidas revolucionarias que emanaban desde la nación, muy centralizadamente. Sin convertirse en una  forma estructural y funcional perfecta, tales comisionados cumplieron el objetivo básico de representar, hasta cierto punto, las necesidades de los ciudadanos de sus localidades, pero estuvieron impregnados de cierta inestabilidad en sus cuadros -carencias y deficiencias educativa-formativas de los mismos-, de un estilo de trabajo que se denominó “guerrillerismo” administrativo que, en muchas ocasiones, provocó que sus prácticas chocaran entre si, produciéndose roces, órdenes y contraordenes que ocasionaron fricciones en sus direcciones políticas, no exentas tampoco de sectarismos, remanentes del politiquerismo burgués, abandono de las filas revolucionarias y contradicciones con las normativas de los organismos e instituciones centrales del Estado. Todo un proceso normal de aprendizaje en la novel Revolución, en el que el pueblo fue muy exigente para con sus dirigentes de base. Esta forma de poder popular comenzó a ser sustituida en 1962, por las Juntas de Coordinación, Ejecución e Inspección (JUCEI).

Algunas organizaciones fueron paradigmáticas y sirvieron de referentes históricos para otras naciones, aunque nunca para ser copiadas o calcadas. Tales fueron los ejemplos de la creación de las Milicias Nacionales Revolucionarias (1959), la Central de Trabajadores de Cuba (1959), los Comités de Defensa de la Revolución (1960), la Federación de Mujeres Cubanas (1960), la Asociación de Jóvenes Rebeldes (1960), la Unión de Pioneros de Cuba (1961), la Unión de Jóvenes Comunistas (1962), y, finalmente, la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (1961). También surgieron otras, de las cuales señalaremos al Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográfica (1959), la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (1960),  la Casa de las Américas (1960), el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (1960), el Movimiento Cubano por la Paz y la Soberanía de los Pueblos (1960), etc.

Por otra parte, la unidad que se había ido forjando en el seno de las organizaciones políticas, de masas y sociales, fue fortalecida e impulsada por el esfuerzo unitario de las principales fuerzas revolucionarias, el MR 26 de Julio, Partido Socialista Popular y el DR 13 de Marzo. En específico, las direcciones políticas de todas estas organizaciones,  desde mediados de 1959, primero los líderes del MR 26 de Julio y el PSP y, más tarde el DR 13 de Marzo, sostuvieron una serie de reuniones con el fin de crear una sola organización de vanguardia que dirigiera la Revolución y su proceso de transformación socioeconómico y político. Sin embargo, este proceso no puede considerarse un Paseo de  Riviera, si  se  tiene  en cuenta, que en  el seno de  las  tres organizaciones  existían grupos y elementos que tenían proyecciones diferentes  acerca de los espacios políticos a ocupar,  de los ritmos de  los posibles  cambios, de la posición a asumir frente a los EE.UU., e ideas diversas sobre las propias transformaciones a desarrollar. Fue necesario superar estos obstáculos a través de un trabajo persuasivo en las bases y en los niveles de dirección altos e intermedios, esencialmente, tratando de eliminar los recelos, los ánimos y actitudes sectaristas, los prejuicios anticomunistas y la idea de que una sola de esas organizaciones era capaz de asumir el papel de vanguardia política en el proceso revolucionario.

Las principales personalidades revolucionarias y sus seguidores más conscientes, en el intrincado camino de lograr la unidad acelerada del pueblo hicieron un máximo esfuerzo de sacrificio, sentido del deber y altruismo revolucionario patriótico y humanista. Ello en parte debido a la aguda lucha de clases interna y la hostilidad de los EE.UU. que permitieron, junto a la claridad y voluntad política de los dirigentes, percatarse que la división y la escisión podían dar al traste con el proceso revolucionario y, por lo tanto, permitir que las autoridades estadounidenses, con sus redes contrarrevolucionarias interiores y exteriores, provocaran el roll back de la Revolución Cubana.

Para este autor, el proceso de unidad se propició entonces en tres niveles fundamentales y en una interrelación difícil de separar: 1) En las direcciones de las organizaciones, donde el Comandante en Jefe Fidel Castro desempeñó el rol principal de catalizador de la unidad a través de su predica y práctica revolucionaria; 2) En los miembros de filas, donde los militantes de base habían forjado en la lucha antidictatorial lazos inquebrantables de solidaridad y fraternidad combativas en el fragor de las batallas, las  prisiones y las torturas  y; 3) En el propio seno del pueblo, quien en la vorágine del batallar diario contra el enemigo externo e interno había consolidado su unión en estrecha acción retroalimentadora con su dirección política, fundamentalmente, el compañero Fidel Castro.

Por eso, cuando aún no estaban consolidadas las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI) y su dirección nacional (entre 1960-1961 ya tienen su estructura y funcionamiento establecidos), en el seno de las organizaciones de masas y sociales y, en específico, en las Milicias Nacionales Revolucionarias, la AJR, los CDR y la FMC, esa unidad se hizo más tangible porque el sujeto popular, tanto el perteneciente a las generaciones que habían luchado con las armas en las manos, como aquellas que se habían incorporado luego del triunfo, reconocieron a los de más méritos y capaces para guiarlos en la organización, la preparación político-ideológica y en la labor educativa y cultural.

La capacidad de dirigir, conducir, convocar, movilizar, unida a la de organizar y concientizar al pueblo, por parte de la vanguardia política, enriquecida con nuevas figuras y sectores del pueblo, dio lugar que la polarización de la población fuera radical y que separara en dos grupos -no exentos de posibilidades de diálogos y rectificaciones-, los que del lado de la Revolución y, por lo tanto, a favor de una Patria libre, independiente y soberana, y con las clases, los grupos, sectores, estratos y segmentos sociales más explotados y oprimidos brindaron un consenso mayoritario a estas fuerzas revolucionarias de vanguardia; y del otro grupo, siendo minoritarios, los grandes burgueses, los medianos y los pequeños burgueses, no solo  por su  pertenencia  de clase  sino  por su mentalidad colonizada en el orden ideopolítico y cultural, más  algunos desclasados junto a los “sietemesinos”,  sin  importar  su  origen social, que se fueron perfilando como elementos antipatriotas, pronorteamericanos, contrarrevolucionarios y, por lo tanto, capaces de llegar al límite inadmisible de la traición al propiciar y permitir la intervención de los norteamericanos para solucionar los problemas de su patria.

La hegemonía de las fuerzas revolucionarias que representaron los intereses de los oprimidos y los explotados y que brindaba la gran oportunidad de una Cuba digna, libre e independiente fue asumida y ratificada por las grandes masas de obreros, campesinos, trabajadores manuales e intelectuales, los estudiantes y un destacado grupo de la pequeña burguesía radicalizada. Este respaldo a la Revolución se debió a  los logros alcanzados en esos años que se materializó, en todas las esferas de la vida social y tuvo la participación democrática activa del pueblo en la toma de decisiones, como en la solución de muchos de los problemas en el ámbito nacional. También esa democracia popular participativa, informal pero de alto contenido ideopolítico, se percibió las grandes concentraciones populares en la Plaza Cívica (luego Plaza de la Revolución) en la capital de la República y, las que se realizaban en otras localidades del país, desempeñaron un rol importante en la discusión de importantes ideas, documentos y resoluciones de interés nacional e internacional. Es necesario destacar en la nueva democracia revolucionaria cubana, la participación masiva del pueblo en la defensa del país. Y una Revolución en un pequeño país, solo puede sobrevivir si sus ciudadanos organizados, con una preparación adecuada y con las armas en sus manos están dispuestos a resistir y rechazar una agresión militar de la mayor potencia imperialista mundial a solo 90 millas de sus costas.

En la orientación y esclarecimiento del rumbo anticapitalista que había tomado la Revolución Cubana, aparte de los innumerables discursos, entrevistas, alocuciones por televisión y radio de Fidel Castro -verdaderas clases de pedagogía revolucionaria- (1) y otros dirigentes, dirigidas a toda la nación, el liderazgo revolucionario en su conjunto decidió dar algunos pasos trascendentales en la formación de una nueva conciencia en las masas populares. Así se inaugura, el programa televisivo “Universidad Popular”, el 20 de marzo de 1960. (2)  El 2 de diciembre de ese propio año son fundadas las Escuelas de Instrucción Revolucionarias (EIR), y el dos de enero de 1961, inician sus cursos las EIR provinciales y la Escuela Nacional de Instrucción Revolucionaria “Ñico López”.

En ese proceso de unidad y la formación definitiva de la vanguardia política de la Revolución Cubana, tuvo un momento trascendental el 24 de junio de 1961, cuando se efectuó un Pleno del Comité Nacional del PSP, (3) en el cual participaron también los máximos dirigentes del MR 26 de Julio y el DR 13 de Marzo, llegándose a tomar una resolución de constituir, por unanimidad, el Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC). (4)  El 26 de Julio de 1961, el Comandante en Jefe Fidel Castro en el acto central por la efeméride de los asaltos al Cuartel Moncada y al Carlos Manuel de Céspedes, explicó que desde hacía algún tiempo se gestaba la unificación de las fuerzas revolucionarias en una sola organización, lo cual era necesario para la Revolución en su fortalecimiento ideológico, disciplinario y organizativo y, además, una urgencia para llevar adelante la construcción del socialismo en Cuba. Como colofón, el 1ro de diciembre de ese año, Fidel Castro acudió al programa “Universidad Popular”, desarrollando el tema “El Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba” y expone algunas ideas básicas acerca la unidad ideológica, política y teórica que necesitaba la Revolución y su Partido de vanguardia para llevar adelante el proceso revolucionario, de la  unidad imprescindible en el seno del pueblo y del sujeto popular con la  organización política. Resalta su formación marxista-leninista y enfatiza que el Programa del PURSC era y tenía que ser sobre la teoría y la práctica del marxismo-leninismo. Años después, en el XX Aniversario de la Victoria de Playa Girón, el 19 de abril de 1981 Fidel Castro afirmó la idea de que el 16 de abril, cuando se proclamó el carácter socialista de la Revolución Cubana, quedó forjado la organización de la vanguardia política y, por ende, se  considera esa fecha  como la de la fundación del actual Partido Comunista de Cuba. La Revolución había creado el Partido de vanguardia y ello constituyó una singularidad del proceso cubano.


Notas bibliográficas y referencias

(1)   Hemos calculado que en los tres primeros años del triunfo revolucionario (1959-1961) Fidel Castro hizo el uso de la palabra más de dos mil  veces, en actos públicos, asambleas de ministerios, organizaciones, organismos e instituciones, reuniones de obreros y otros sectores, entrevistas a la prensa nacional y extranjera, editoriales por el redactados, etc. Su medio de comunicación favorito y más efectivo fue la televisión, así como los discursos en las grandes concentraciones populares.

(2)   El primer ciclo de conferencias de esta “Universidad Popular” trató sobre la “Liberación Económica de Cuba”, y el primer concurrente fue el Comandante Ernesto Che Guevara, Presidente del Banco Nacional de Cuba.

(3)   Fabio Grobart El proceso de formación del Partido Comunista de Cuba, en Trabajos Escogidos, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1985, pp. 231-250. 

(4)   En dicha reunión, Blas Roca afirmó que Fidel Castro es ya el más alto dirigente socialista y obrero cubano y que, los viejos militantes del socialismo en Cuba,  proclamaban la dirección de éste, por la confianza con que conducirá a todos y se desarrollará más aún, como un dirigente marxista-leninista capaz y fuerte no solo en la práctica sino también la teoría, fuerte no solo en la política sino en la organización del Partido.

(5)   En mayo de 1963, las ORI  pasaron a llamarse definitivamente Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba. Finalmente, entre el 30 de septiembre  y el 3 de octubre de 1965,  se celebraron importantes reuniones de la dirección del PURSC, en las que estuvieron presentes los Buroes Provinciales y los Secretarios Generales de los Comités Regionales del Partido y dirigentes de las administraciones provinciales del Partido y, el 3 de octubre, en el Teatro “Carlos Marx” (“Blanquita” entonces) se presentó al Comité Central y la organización pasó a llamarse Partido Comunista de Cuba.

 

Dr. Orlando Cruz Capote, Investigador Auxiliar, Instituto de Filosofía, Cuba

I Parte:

http://cubacoraje.blogspot.com/2008/11/transformaciones-socioeconmicas-y.html


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