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Cuba: coraje y valor

¿Quién pensará que Cuba se levantará solo con sus ancianos? Por Norelys Morales Aguilera


Una reportera no suele ser noticia, a menos que esté envuelta en un suceso como el que afrontó Sara Foley, periodista del diario The Galveston County Daily News, quien fuera expulsada del campo de refugiados de Austin, Texas. A causa de su doble condición de periodista y refugiada, era la única trabajadora de los medios autorizada a permanecer en el campo, pero finalmente la Cruz Roja y la policía le pidieron que se marchara. Ha contado haber presenciado la frustración de los refugiados, víctimas de la falta de avituallamientos.

gustav-recupera-2.jpgSin embargo, nuestro oficio nos concede una tácita licencia de transmitir lo experiencial cuando ello contribuya a esclarecerle al lector algún suceso. Confieso que sólo por oficio logro leer lo que dicen algunos despachos y opiniones sobre Cuba. Lo más lamentable son las mentiras que se propalan sin empacho y las manipulaciones. Pero, al fin y al cabo, aunque camine lenta, la verdad llega.

Todavía no han logrado fotografiar el desamparo, el abandono y el desahucio de los cubanos. La sociedad que muestran y las tergiversaciones a las palabras de los dirigentes cubanos, especialmente, lo dicho por Raúl, daría un ataque de risa si no fuese un asunto tan serio. De las omisiones ni hablo. El tema número uno, mientras corren los días posteriores a dos huracanes en Cuba, es la supuesta “ayuda humanitaria” de Washington rechazada por La Habana por condicionada y humillante, que trata de ser presentada como un genocidio contra los isleños.

Pero, hay subtramas en la dramaturgia de los vendepatrias o de sus promotores.

Mi versión no es la oficial, pero si fuese no me molestaría siendo cierta como es. Puedo decir responsablemente que Cuba es un hervidero de trabajo. Según mis cálculos personales se ha restablecido alrededor de un 70% de la electricidad y la telefonía en todo el archipiélago. Las viviendas se reparan o reconstruyen a un ritmo impresionante. Nótese que todas las escuelas que fueron albergues para los evacuados ya no están en esas funciones, bien porque no fueron afectadas o porque se están reparando.

Mis ideas no desconocen los asuntos a los que estábamos enfrentados los cubanos al momento de recibir el impacto de cuatro eventos meteorológicos en el lapso de un mes, pero el dicharacho cubano que reza: “el que tenga miedo que se compre un perro”, podría ilustrar el espíritu de los nacionales hoy.

Las estadísticas dicen que la población cubana está envejeciendo y eso es síntoma de mayor esperanza y calidad de vida, algo que tozudamente se empeña en demostrar “lo mal que viven los cubanos”, aunque se sepa que se pudiese vivir mejor en lo material si hubiésemos acabado de restañar las heridas de la guerra que significó el período especial y el bloqueo económico arreciado.

Sin embargo, los ancianos se han esfumado a hacer lo que pueden o son atendidos. Tal efecto de ausencia de personas mayores viene a la mente cuando se ve a los hombres de la electricidad o la telefonía subidos a sus alturas, con un vigor excepcional, a choferes, agricultores, constructores, soldados, médicos, enfermeras, paramédicos… todos, oficios que son para gente joven. Sin olvidar a los que trabajan por cuenta propia, muchos jóvenes. Si eso no bastara, trabajadores sociales, estudiantes universitarios… la maravillosa juventud cubana, que también cansada físicamente baila y se divierte en medio de todo, junto a otros valiosísimos jóvenes de todas las artes que campean en el espíritu libre de la solidaridad actuante.

Y, como que lo sé, y me consta la sensibilidad exquisita y cultivada ya de muchos jóvenes, ahora me informan que miles se incorporaron hasta el 6 de diciembre próximo al cuidado ambiental de cada rincón del país, luego de los serios daños de los huracanes Ike y Gustav. La convocatoria de las Brigadas Técnicas Juveniles y la Red Ambiental Juvenil de Cuba pretende devolverle a la isla la belleza natural perdida y también la utilidad y productividad del medio ambiente.

Los hombres y mujeres jóvenes de Cuba no son los que nos pintan en los medios y los “blogueros de la calumnia”. Los que se equivoquen con esta juventud y el futuro de Cuba, quizás le hallen sentido a las poéticas palabras de que también son como “la pequeña tortuga nuestra que cuando se encoleriza le arranca un jarrete al toro”

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