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Cuba: coraje y valor

El mundo pa’ que sea mundo…

Por Omar Stainer Rivera*

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“El mundo pa’ que sea mundo, tiene que haber de to’ ”. Mentirosos, terroristas, extremistas, violentos… Esa es una verdad de Perogrullo, tan vieja como el mismísimo mundo.

“El mundo pa’ que sea mundo,  “tiene que haber de to’ ”. Solidarios, honestos, justicieros... Esa es una verdad de Perogrullo, tan vieja como el mismísimo mundo.

Coexistimos los unos y los otros, los bueno y los malos, los que sí y los que no; olvidemos los matices.

La anterior explicación es necesaria. Debí dársela a un vecinito curioso e inquieto que puso mi capacidad de respuesta a prueba: “¿Cómo es posible que el malo se salga con la suya?”. Se refería a Posada Carriles. En Cuba hasta los pioneros saben que ese señor con voz incomprensible, mirada “tierna”, dinero abundante y padrinos poderosos, es un terrorista.

¿Cómo explicarle a un niño que “Luisito” no es un terrorista cualquiera, sino uno “bueno y destacado”? ¿Cómo explicarle que Luisito, pese a su hoja de servicios, no clasifica para una detención por tiempo indefinido en la base naval de Guantánamo? ¿Cómo explicar que los bueno son malos, que los malos son buenos, y que los que van a prisión allá son los buenos que son malos y no los malos que son buenos?

He seguido con particular interés, como todo el pueblo de Cuba, los acontecimientos del Paso, Texas. Confieso que la absolución de todos los cargos no me sorprende, pero me indigna. He realizado una pequeña revisión en mi archivo personal y encontré algunos “elementicos” de interés que corroboran el carácter desteñido de la (in) justicia “made in USA”.   

Cuando los Cinco fueron detenidos en septiembre de 1998, se les acusó de conspiración para cometer espionaje, no registrarse como agentes extranjeros y empleo de identidad falsa.

Posteriormente -siete meses después de iniciado el proceso judicial- la Fiscalía introdujo una nueva acusación contra Gerardo. Se trata del elemento de mayor gravedad por su connotación y falsedad. Fue acusado entonces de conspiración para cometer asesinato en primer grado. A todas luces se trataba de algo grave, pero ridículo. La propia Fiscalía, en un ataque de sensatez y cordura, solicitó retirar dicha acusación. Y como nuestra capacidad de asombro está puesta a prueba a cada minuto, la Corte denegó la propuesta, pese a que "a la luz de las pruebas […] constituye un obstáculo insuperable […] impone una barrera insuperable". El Tribunal condenó a Gerardo por un delito que la Fiscalía reconoció no poder probar. ¡Insólito! Sin embargo, pese a que el tema de ese absurdo delito de “conspiración para cometer asesinato” fue presentado mucho tiempo después, se trataba de una estrategia concebida desde el primer momento.

Un análisis del reportaje “Caso de red de espías trae cola” (13/11/1998), aparecido originalmente en The Miami Herald y traducido por El Nuevo Herald, de la autoría de David Kidwell, asegura que:

“Los fiscales federales están tratando de cambiar el caso que tienen contra una red de espías cubanos hacia acusaciones en contra de los responsables del derribo de dos aviones de reconocimiento de la organización Hermanos al Rescate hace casi tres años.”

El periódico reconoce que el derribo de las avionetas “el 24 de febrero de 1996 ha sido el foco de los agentes de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) que durante horas han interrogado a los espías”.

Para el Herald, las declaraciones dadas por Manuel Viramontes –Gerardo Hernández- confirman su implicación en los hechos. El cubano arrestado mordió la “carnada” y confesó que su “objetivo principal era trabajar en contra de grupos que continuamente amenazan al pueblo cubano, colocando bombas y organizando incursiones para disparar a las costas cubanas”.

Como dice el cabo Pantera –humorista cubano- “me van a partir el cerebro”. ¿Cómo es posible que esas declaraciones impliquen a Gerardo con el derribo de las avionetas? Entonces aparece un nombre: Thomas Scott, quien constituye otro ejemplo de que “el mundo pa’ que sea mundo, tiene que haber de to’ ”.

Ese señor abogado, en fecha tan temprana como noviembre de 1998, realizó “reuniones privadas” con “las familias de los pilotos y tripulantes muertos […] y el recién nombrado jefe del FBI en Miami, Héctor Pesquera”. El objetivo de esas reuniones lo revela Maggie Khuly - hermana de uno los pilotos muertos, Armando Alejandre-. “Antes de que Scott llegara, nada parecía caminar. Ahora, parece que las cosas sí van a funcionar. Es la mejor noticia que hemos recibido hasta el momento, pero antes estábamos decepcionado”.

Scott, según se infiere, fue uno de los artífices de la acusación realizada contra Gerardo y donde se responsabiliza con la muerte de cuatro personas como consecuencia del derribo de dos avionetas.

Y revisando y revisando, encontré un artículo de la Redacción de BBC Mundo: “Posada Carriles rinde cuentas ante la Justicia de EE.UU.” (11/01/2011).

Según opina Thomas Scott, “la decisión federal de acusarlo (a Posada Carriles) de perjurio fue una decisión inteligente. Probar un caso de homicidio hubiera sido muy difícil después de 25 años y con las pruebas dispersas en muchos lugares. En cambio, probar el caso de perjurio es una forma más fácil de hacerlo y se dispone de mayores pruebas ante el jurado y para sostener una condena”.

Scott, en su condición de ex juez federal y ex fiscal federal del Sur de Florida debería conocer el carácter falso del proceso. Es como que alguien entre a su casa, robe sus pertenencias y sea juzgado por romper las maticas del jardín. Pero Scott es un hombre informado, o por lo menos debía serlo, debería conocer que Posada es un mentiroso, pero que es un terrorista. ¿Qué pesa más?

Sus fantásticas declaraciones, en apariencia condenatorias, revelan que "el caso de perjurio no conlleva una pena tan larga como el de homicidio y un jurado en Estados Unidos estaría menos dispuesto a condenar a un hombre de 82 años por homicidio de lo que lo estaría por perjurio, que acarrea una condena suficiente, pero menor. Y lo más importante aquí, desde el punto de vista de Estados Unidos, es condenar a este hombre para demostrar que no sale impune”.

¿Impune, dice Thomas Scott?

“El mundo pa’ que sea mundo, tiene que haber de to’ ”.

*Graduado en Psicología por la Universidad Central “Marta Abreu”, de Las Villas.

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