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Cuba: coraje y valor

A propósito de la Reflexión del Compañero Fidel: Otra vez la podrida OEA

A propósito de la Reflexión del Compañero Fidel: Otra vez la podrida OEA, les traemos estas páginas de uno de nuestros colaboradores

Estas páginas fueron tomadas de FIDEL: CRISIS DE OCTUBRE de Eugenio Suárez Pérez y Acela Caner Román. Ediciones Verde Olivo, 2002.

Punta del Este, escenario de una gran batalla de ideas

El 22 de enero, Fidel comparece en un programa especial,fidel-castro.jpg radiado y televisado a todo el país, para tratar aspectos relacionados con la farsa que en Punta del Este se está desarrollando para expulsar a Cuba de la Organización de Estados Americanos (OEA) y de la organización de la concentración para organizar la Segunda Asamblea General del Pueblo Cubano.  En su intervención Fidel califica lo que sería la Conferencia de Punta del Este, cuando expresa:

Es importante que no se pierda ni un instante de Punta del Este, puesto que allí se va a librar una batalla ideológica, una gran batalla ideológica. Ese es el significado que tiene Punta del Este: es el escenario donde se va a librar una batalla entre la Revolución Cubana y el imperialismo.

Es una gran batalla de ideas, de las ideas revolucionarias, las ideas del progreso, las ideas de justicia, representadas por Cuba, y las ideas de explotación, de dominio, de opresión de los pueblos, representadas por el imperialismo yanqui.

Desde luego, Cuba no está librando en Punta del Este una batalla por Cuba. Cuba va a librar en Punta del este una batalla por toda la América, puesto que esa batalla es está librando alrededor de un principio clave, fundamental: el derecho a la autodeterminación de los pueblos, el derecho a la soberanía de los pueblos, de los pueblos de América. Y, claro, cuando se defiende la soberanía de los pueblos de América, se está defendiendo también la soberanía de cualquier pueblo en cualquier sitio. El derecho de cada pueblo a darse la forma de gobierno que desee.

Eso está implícito dentro del derecho de autodeterminación y del derecho a la soberanía de cada pueblo. El derecho de los pueblos a hacer la revolución, naturalmente, puesto que lo contrario sería que los pueblos renunciaran al derecho a la revolución y que las formaciones económicas y sociales, los regímenes sociales se perpetuaran indefinidamente.

Es decir, que si se les hubiera ocurrido a los yanquis celebrar esta conferencia en 1800, habrían planteado la congelación del “statu quo” de América Latina. Canadá, una colonia, y los demás países de América Latina convertidos en colonias españolas. Y ésa ha sido siempre la intensa lucha entre las ideas revolucionarias y las ideas reaccionarias. (...)

¿Qué pretenden los imperialistas? Pues congelar el “statu quo” imperialista. Es decir, de la explotación imperialista que existe en la América Latina. Y desde luego, si un pueblo no puede darse la forma de gobierno que estime conveniente, si un pueblo no puede realizar su revolución, significa que todos los pueblos tendrían que resignarse al “statu quo” existente. Es decir: los treinta millones de indios que hay en América Latina tendrán que resignarse a las condiciones de pobreza, de miseria, de esclavitud, de semi-esclavitud en que viven, así como las masas campesinas y las masas obreras.

No sólo las masas campesinas y obreras, sino incluso los intelectuales, los profesionales, las clases medias de la población de América Latina, tendrían que resignarse a ese “statu quo”. Esto es lo que plantean los imperialistas.

¿Cómo quieren plantearlo? Pues quieren plantearlo sobre la base de que cuba no tiene derecho a hacer su Revolución. ¡Hay que sancionar al país que haga una revolución, y obtener el acuerdo, el apoyo de la OEA, precisamente para que el imperialismo pueda campear por sus respetos en América Latina! (...)

¿Qué quieren? Quieren, sencillamente, sentar un precedente. ¿Cuál es el precedente? Ningún pueblo de América Latina puede hacer su revolución.

 

¿Comisión Interamericana de Paz?... ¡vaya broma!

Al abordar las intenciones del gobierno de Estados Unidos respecto a Cuba, Fidel explica:

Nosotros estamos siendo testigos de una discusión de la máxima trascendencia para todos los pueblos. Es una de las polémicas de tipo ideológico más importantes que han tenido lugar en América, por el principio que se está discutiendo.

De ahí la importancia que tiene, no solo para nosotros. Porque a última hora nosotros nos defendemos aquí. La auto-determinación de Cuba no se defiende en Punta del Este. Ni su derecho a la soberanía, ni su derecho de auto-determinación. ¡Este derecho de auto-determinación, el derecho a la soberanía de Cuba, lo defendemos los cubanos con nuestros cañones, con nuestros tanques, con nuestro ejército, con nuestras divisiones!

¡La Comisión Interamericana de Paz! ¡Vaya broma ésta! Una Comisión Interamericana de Paz integrada por representantes de Estados Unidos, de Venezuela, de Colombia, y de no sé qué país también. Y ese señor Clulow, que contraviniendo las órdenes y las instrucciones de su gobierno, votó en la OEA por la Conferencia.

Les faltaba a los imperialistas un voto. Compraron un títere, y tuvieron ese voto comprado. Entonces convocaron a la conferencia. Bueno. Pero al mismo tiempo, Perú  ¡Vaya usted a saber! ¡Perú! En Perú hay varios millones de indios muriéndose de hambre, explotados. Casi todo el territorio cultivable del Perú pertenece a 300 familias de explotadores desalmados. Las condiciones de miseria y de hambre en que viven los indios en Perú son inenarrables. Bueno: pues Perú pidió una comisión investigadora, y ahí está Estados Unidos en la Comisión Investigadora de Paz. Es decir: un representante de un gobierno que ha estado tres años interviniendo, atacando, hostigando, enviando armas, organizando mercenarios, quemando cañaverales, enviando explosivos, y, por último, invadiéndonos y preparando nuevas intervenciones. Viene una Comisión de Paz integrada, entre otros, por el representante de los Estados Unidos, Venezuela, Colombia y todos esos títeres, y un señor que se había vendido.

Son tan descarados que piden permiso para venir a investigar aquí. ¿Qué les respondió el gobierno cubano? “Bueno, si vienen a Cuba, vengan en zafarrancho de combate” Porque aquí, aquí todo lo que huela a intervencionismo, a ingerencismo, todos los que vengan aquí con intenciones intervencionistas y de cualquier índole, vamos a recibirlos a cañonazos. Así que es una cosa terminante. 

¿Por qué están pidiendo permiso ahora?

Fidel continúa condenando todas las intenciones del gobierno norteamericano y lo que realmente busca en Punta del Este, cuando esclarece:

Los imperialistas no suelen pedirle permiso a nadie para intervenir, porque cuando ellos lanzaron sus barcos y los enviaron frente a Santo Domingo para tratar de mantener allí al trujillismo, ellos no le pidieron permiso a nadie (…) Cuando ellos organizaron su invasión contra Cuba en el mes de abril, tampoco reunieron a los cancilleres para pedirles permiso, pero como saben que “les salió el tiro por la culata”, —como se dice vulgarmente— y que salieron “sonados” de verdad en Playa Girón, entonces, ¿qué piensan? Que la cosa no es tan fácil en Cuba, y ahora van a pedir permiso. Pero, ¿desde cuándo piden permiso? ¿Quién les dio permiso a ellos para intervenir en Laos? ¿Quién les dio permiso a los imperialistas para intervenir en Vietnam del Sur? Y, sin embargo, los imperialistas están ahí, en Vietnam del sur, donde el pueblo heroicamente lucha contra el gobierno títere, contra la explotación imperialista, y ellos tienen miles de oficiales allí, aviones, helicópteros, y a cada rato su Séptima Flota. (…) ¿Por qué están pidiendo permiso ahora? !Quiere decir que quieren redondear bien la cosa y cubrir cierta forma, pero es pura hipocresía de ellos. Lo que quieren es hacer cómplices de sus fechorías y de sus planes intervencionistas a los idiotas éstos —¡títeres miserables!— de Centroamérica, de Venezuela, de Perú, de Colombia. Los idotas esos…

Entonces, de eso se trata. Ellos han intervenido en todas partes, sin pedir permiso, pero ahora quieren tener la complicidad de esos gobiernos para intervenir, y no sólo en Cuba. Lo que a ellos les interesa es sentar el precedente, y que los gobiernos de América les den permiso para intervenir en cualquier país donde haya una revolución, cosa que, por lo demás, ellos van a hacer sin pedirle permiso a nadie. 

La conquista más importante de la Revolución: liberarnos de la tutela yanqui

Réplica a la conjura de los cancilleres de Punta del Este, el mes de enero presenció la Conferencia de los Pueblos, celebrada en La Habana bajo los auspicios de varias personalidades americanas en el campo de la política, la literatura y el arte. Nombres de  la resonancia continental de Lázaro Cárdenas, Salvador Allende, Manuel Galich, y Osvaldo Guayasamín, participaron en este eventos. Al finalizar las sesiones de trabajo los delegados participantes, y que representan la voluntad de todos los pueblos de las repúblicas Latinoamericanas, Puerto Rico y Estados Unidos, aprobaron, el 26 de enero, la Declaración de los Pueblos. En la misma se repudia la reunión de Punta del Este y la conjura urdida por Estados Unidos y sus servidores latinoamericanos, para encubrir una nueva agresión contra Cuba. La declaración termina diciendo:

La suerte de Cuba es la de doscientos millones de latinoamericanos que luchan por quebrar las cadenas de la servidumbre y la miseria. Frente a todos los obstáculos, triunfaron nuestros libertadores de ayer. A su ejemplo, marchamos hacia la conquista de nuestra plena liberación. “Quien se levanta hoy con Cuba —como advirtiera visionario, Martí—, se levanta para todos los tiempos.

 

Con OEA o sin OEA ganaremos la pelea

El 30 de enero, después de cinco días de reuniones sin precedentes, bajo una descarada presión norteamericana, la Octava Reunión de Consulta de la OEA aprobó una resolución sobre la exclusión del gobierno de Cuba de su participación en el sistema interamericano. La votación fue de 14 votos a favor, uno en contra (de Cuba), y seis países se abstuvieron: Brasil, Argentina, México, Chile, Bolivia y Ecuador. Con el gobierno imperialista norteamericano votaron las representaciones de los gobiernos títeres de Guatemala, El Salvador, República Dominicana, Colombia, Venezuela, Uruguay, Nicaragua, Costa Rica, Honduras, Panamá, Perú, Paraguay y Haití. Todos los países que votaron a favor de la resolución, con excepción de Uruguay, no tenían relaciones diplomáticas con Cuba.

La resolución aprobada bajo el título “Exclusión del actual Gobierno de Cuba de su participación en el Sistema Interamericano”, estipula los siguientes puntos:

1.—La adhesión de cualquier miembro de la Organización de los Estados Americanos al marxismo-leninismo es incompatible con el sistema Interamericano y el alineamiento de tal gobierno con el bloque comunista quebranta la unidad y la solidaridad del Hemisferio.

2.—El actual gobierno de Cuba, que oficialmente se ha identificado como un gobierno marxista-leninista, es incompatible con los propósitos y principios del sistema Internacional.

3.—Esta incompatibilidad excluye al actual gobierno de Cuba de participación en el sistema Interamericano.

4.—El Consejo de la Organización de los Estados Americanos y los órganos y organismos del Sistema Interamericano adoptarán sin demora las providencias necesarias para cumplir esta resolución.

En los finales de la Conferencia y cuando ya se conocía este resultado, el presidente de Cuba, Osvaldo Dorticós, jefe de la delegación cubana, pronunció un discurso donde en una de sus partes expresó:

Les he expuesto el resumen de las consecuencias del régimen económico y social de Cuba. ¡Si esto es incompatible con el sistema regional, declaramos entonces que sobre el supuesto de tal conclusión la Organización de Estados Americanos se hace incompatible con la liquidación del latifundio, con la liquidación de los monopolios imperialistas, con la igualdad racial, con el derecho a la educación, con la liquidación del analfabetismo!

Si la Organización de Estados Americanos es —¡en buena hora!— incompatible con todo eso, Cuba no debe estar en esa Organización de Estados Americanos.

Con esto, repito, se logra de manera formal y definitiva un propósito de toda la historia de la Organización de Estados Americanos, que era la conversión de la misma en un mero bloque político militar.

Podrán lograr esto, pero no podrán extraernos de la geografía de América. Podremos no estar en la Organización de Estados Americanos, pero Cuba socialista estará en América; podremos no estar en la Organización de Estados Americanos, pero el gobierno imperialista de los Estados Unidos seguirá contando a 90 millas de sus costas con una Cuba Revolucionaria y Socialista.

Se habla en el documento de la no-intervención de un Estado en los asuntos internos o externos de otro. Desde que hablamos inicialmente en esta reunión, hubimos de dirigir una pregunta a los señores cancilleres, que no sólo no ha tenido respuesta sino que inclusive ha sido eludida total o integralmente. Es asombroso que ante el hecho de la invasión de que fue víctima nuestro país, este hecho, aunque fuera incidentalmente, aunque fuera como antecedente ilustrativo para demostrar que el famoso principio de no-intervención ha sido violado por este gobierno imperialista y sus secuaces, aunque fuera como antecedente ilustrativo, por lo menos esa invasión a mi patria debió ser recordada en esta reunión por otros cancilleres, y no sólo por nosotros.

Se habla en la propuesta sobre la aceptación de ayuda militar de potencias extracontinentales y de la intervención armada de la Unión Soviética. Y aunque no se menciona en el mismo ni se refiere a los antecedentes en que descansa tal afirmación nosotros no tenemos por qué desconocer y olvidar a cuáles antecedentes se refiere. ¿Cuándo —preguntamos nosotros— ha habido ayuda militar, como forma de intervención en el Continente, por parte de potencias extracontinentales, en relación con Cuba?

Nosotros simplemente recibimos, en una oportunidad en que amenazaba a nuestro país la agresión militar directa de los Estados Unidos, según hubimos de denunciar ante la Organización de Naciones Unidas, la solidaridad y el respaldo de un país amigo ante una posible agresión militar directa de los Estados Unidos.

¿Es esto intervención? ¿Es esto amenaza militar? ¿Qué se pretende con una afirmación de esta naturaleza? Ahí está, y perdónenme los señores cancilleres que reincida una vez más en el ejemplo, la experiencia de Playa Girón. ¿Sirvió la Organización de Estados Americanos para impedir esa intervención armada? ¿Qué país de los aquí representados está presto a garantizar la soberanía y la integridad territorial de Cuba si es nuevamente invadida por fuerzas preparadas por el gobierno de los Estados Unidos? ¡Contéstese con sinceridad esta pregunta! ¡Y adúzcase que la OEA es la mejor tutela! ¿Sirvió para algo la OEA cuando Playa Girón?

¡Jamás ha habido amenaza de intervención armada de una potencia extracontinental respecto al caso de Cuba! Hubo testimonio de expresión de solidaridad ante el peligro de que nuestro territorio fuera invadido militar y físicamente!

Se basa el documento también en el informe de la Comisión Interamericana de Paz. Sobre esto nos remitimos, sencillamente, a cuanto dijimos respecto al crédito posible de este informe.

Creo —y en esto coinciden conmigo más de un canciller según me lo han expresado en conversaciones privadas— que este informe está ausente de todo prestigio, y que es flaco argumento el de basarse en él para adoptar decisiones en la Conferencia. (...)

Esta Conferencia ha servido para fijar nítidamente la posición de Cuba dentro del Continente, para fijar nuestra decisión de futuro y para anunciar que con OEA o sin OEA —como reza un dicho popular—, gritado por todas las gargantas de todos los hombres de nuestro pueblo— ¡Con OEA o sin OEA, ganaremos la pelea!

 

Prohibida la importación a Estados Unidos de productos de origen cubano. Bloqueo total

Cuatro días después de la exclusión de Cuba de la OEA, el presidente Kennedy, daba otro paso en su escalada de agresiones contra Cuba. Firmó el 3 de febrero la Orden Ejecutiva No. 3447, estableciendo el bloqueo total sobre el comercio entre Cuba y los Estados Unidos, donde se planteaba:

Considerando: Que la Octava Reunión de los Ministros de Relaciones Exteriores, sirviendo como órgano de consulta en la aplicación del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), en su Declaración Final resuelve que el actual Gobierno de Cuba es incompatible con los principios y objetivos del Sistema Interamericano, y, a la luz de la ofensiva subversiva del comunismo chino-soviético con la cual el Gobierno de cuba está públicamente alineada urgió a los Estados miembros a tomar aquellos pasos que ellos pueden considerar apropiados para su autodefensa individual y colectiva;

Considerando: que el Congreso de los Estados Unidos, en la sección 120 (a) del Acta de Asistencia Extranjera de 1961 (75 Estatuto 445) que fuera enmendada, subsección (a) de esta sección, ha autorizado al Presidente a establecer y mantener un embargo sobre todo el comercio entre los Estados Unidos y Cuba; y

Considerando: Que los Estados Unidos, de acuerdo con sus obligaciones necesarias para promover la seguridad nacional y hemisférica mediante el aislamiento del actual Gobierno de Cuba y, por tanto, reducir la amenaza que deriva de su alineamiento con las potencias comunistas:

Por cuanto: Yo, John F. Kennedy, presidente de los Estados Unidos de América, actuando bajo la autoridad de la sección 620 (a) del Acta de Asistencia Extranjera de 1961 (75 Estatuto  445) que fue enmendada, subsección (a) de esta sección.

1.                 Proclamo el embargo sobre el comercio entre los Estados Unidos y Cuba de acuerdo con los párrafos 2 y 3 de este decreto.

2.                 Por lo tanto, prohíbo, para hacerse efectivo a las 12:01 a.m., hora estándar del este, de febrero 7 de 1962, la importación a los Estados Unidos de todos los productos de origen cubano, además de todos los productos importados desde o a través de Cuba; y por lo tanto, autorizo y ordenó al Secretario del Tesoro el cumplimiento de la referida prohibición, y para que exista una excepción para ello, sea a través de una licencia u otra forma que él determine conveniente con la operación efectiva del embargo que por este medio se proclama, y de promulgar las mencionadas medidas y regulaciones como sea necesario para ejercer tales funciones.

3.                 Por Tanto: Yo, por este medio, ordeno al Secretario de comercio, bajo las medidas del Acta de Control de Exportaciones de 1949, como fuera enmendada (50 Código de los Estados Unidos In. 2001-2031) (secciones 2021-2031 del apéndice al Título 50, Defensa Nacional y Guerra) que continúe llevando a cabo la prohibición de todas las exportaciones de los Estados Unidos a Cuba, y, por lo tanto, autorizo al Secretario de Comercio bajo la referida Acta, que continúe, efectúe, modifique o revoque las excepciones de tales prohibiciones.

En testimonio de lo cual: Yo, para ello, he puesto mi mano en el sello de los Estados Unidos de América para que sea fijado.

Dado en la ciudad de Washington en el tercer día de febrero, en el año de nuestro señor, mil novecientos sesenta y dos, y en el aniversario ciento ochenta y seis de la independencia de los Estados Unidos de América.

John. F. Kennedy

Tuvieron que utilizar la coacción, la amenaza, el soborno y los dólares

Para el 4 de febrero fue convocada la Segunda Asamblea General del Pueblo de Cuba para dar respuesta a los acuerdos de Punta del Este. Más de un millón de cubanos, en una concentración sin precedentes en ningún lugar del hemisferio se apretaron en la Plaza de la Revolución para conocer y votar uno de los documentos de mayor dimensión histórica y política de nuestro país, expresión de una extraordinaria democracia y solidaridad. En el acto hicieron uso de la palabra el Presidente de la República, Osvaldo Dorticós y el comandante en Jefe, Fidel Castro. Dorticós en una parte de sus palabras, comentando la Reunión de Cancilleres,  dijo:

Se convocó a la reunión para acordar la ruptura unánime de relaciones diplomáticas de los países de América con Cuba, la interrupción total de las relaciones comerciales con esos países y la interrupción de las comunicaciones de Cuba con esos países. Eran propósitos de aislamiento total, y la aspiración imperialista se basaba en el logro de estos fines y en la unanimidad de los acuerdos que implicara, para sus propósitos ulteriores, la apariencia de un respaldo continental.

Sin embargo, desde el anuncio mismo de la convocatoria no fue sólo la decisión de combate de nuestro pueblo sino también el gran movimiento de solidaridad de los pueblos de América Latina, quienes propiciaron la frustración anticipada de aquellos propósitos.

Ya cuando se iniciara la reunión misma, la representación del gobierno imperialista de los Estados Unidos tuvo que dar pasos de retroceso, porque, pese al aislamiento de la reunión, era inevitable oír allí los ecos indignados de los pueblos de América, las movilizaciones de las masas de trabajadores, campesinos y estudiantes de América, y la presencia dramática del recuerdo de los muertos de América en esta nueva jornada por su libertad.

Ante esa situación, la representación yanqui se propuso otros fines. En primer término, lograr la declaración de incompatibilidad entre el régimen socialista de Cuba y el llamado sistema interamericano. Sobre la base de esa declaración, lograr la expulsión de Cuba de la Organización de Estados Americanos. Pero también se propuso lograr este acuerdo con respaldo unánime (...)

¡Hablamos allí no para los señores cancilleres, sino para los pueblos de América! Y para lograr el acuerdo infeliz tuvieron que utilizar la coacción, la amenaza y el soborno, los dólares de la Alianza para el Progreso” y la soberbia imperialista. Sirvió pues, aquella reunión para evidenciar aún más el desprestigio imperialista y los métodos abominables de sus esfuerzos. ¿Significa esto, sin embargo, que no deban mover nuestra preocupación los acuerdos adoptados? ¡Debemos estar alerta frente a las consecuencias y a la utilización de esos acuerdos!

Si Punta del Este fue una derrota política del imperialismo, debemos señalar, empero, que algunos de sus acuerdos de intrascendente práctica inmediata, habrán de ser utilizados por el imperialismo al desencadenar en el porvenir inmediato una mayor agresividad contra Cuba, contra su Revolución y contra el ansia y la acción de libertad de los pueblos de América.  

 

El órgano soberano de la voluntad del pueblo cubano

Al hacer uso de la palabra, el compañero Fidel comenzó diciendo:

Compañeros y compañeras de la Segunda Asamblea General Nacional del Pueblo:

Se reúne por segunda vez, con carácter de órgano soberano de la voluntad del pueblo cubano, esta Asamblea General, en el día de hoy y se reúne para dar cabal respuesta a la maniobra, a la conjura, al complot de nuestros enemigos en Punta del Este.

En todo el mundo están puestos los ojos sobre nuestro pueblo en el día de hoy. Los pueblos de todos los continentes están esperando esta respuesta de nuestra patria. Los mensajes que se han leído en la tarde de hoy demuestran cuánto interés, cuánta atención, cuánta solidaridad ha despertado el acto de hoy.

Desde luego que nuestro pueblo sabía perfectamente bien qué se proponían los imperialistas yanquis; nuestros pueblos estaban perfectamente informados de sus intenciones. Nuestro pueblo que lleva tres años bajo el incesante hostigamiento del imperialismo yanqui, sabía a qué fueron ellos a Punta del Este, sabía que esa Conferencia no tenía otro propósito que promover nuevas agresiones y nuevos complots contra nuestro país. Y, desde luego, ya el imperialismo ha dado nuevos pasos agresivos. Como explicó nuestro Presidente al hablar en la tarde de hoy, ya los imperialistas han acordado un embargo más —uno más— sobre nuestras relaciones comerciales.

Aún quedaba un comercio, principalmente de tabaco y de frutas, con los Estados Unidos, ascendente a varios millones de dólares. Cuando la delegación yanqui propuso en Punta del Este sanciones económicas y políticas, cese del gobierno y cese de las relaciones diplomáticas de los demás gobiernos, de los que aún quedan con relaciones, de los que aún no se han plegado, de los que han resistido a las presiones del imperialismo, a fin de que rompieran con nosotros , el imperialismo, ya en plena crisis, aún cuando logró una parte de sus propósitos —y es preciso analizar y considerar atentamente los acuerdos allí tomados y los propósitos de esos acuerdos— no pudo, sin embargo, obtener todo lo que pretendía, aún cuando logró declaraciones condenatorias contra Cuba, producto de presiones enormes sobre todos los cancilleres (...) el imperialismo, al parecer, no creyó prudente en esta reunión llevar tan lejos las cosas como para imponer con su mayoría mecánica de catorce títeres un acuerdo que podía ser desacatado por la minoría, que siendo una minoría, representa sin embargo, al 70 por ciento de la población de América Latina.

El imperialismo, digo, no pudo imponer el acuerdo del cese de las relaciones comerciales. Lo que pretendía el imperialismo era —al regreso de su delegación— realizar este nuevo embargo sobre el comercio de los Estados Unidos con Cuba. No logró el acuerdo, y ¡como una prueba más de que al imperialismo le importa un bledo la OEA y de que la OEA no es más que un ministerio de colonias yanquis, un bloque militar contra los pueblos de América Latina!, al regresar la delegación de Punta del Este, lo primero que hicieron fue dictar esa nueva medida y prohibir de manera absoluta toda compra del tabaco, la compra de nuestros frutos y de aquellos productos que ascendían a algunas sumas de consideración.

Claro está que como el imperialismo no podía dejar de ser cínico, como el señor Kennedy no podía dejar de ser un desvergonzado como lo ha sido desde que tomó posesión, desde que rechazó toda posibilidad de llevar adelante una política pacífica con nuestro pueblo, desde que organizó su criminal y cobarde invasión a nuestras costas y todos los hechos que han costado sangre y vidas de nuestro pueblo, no podía dejar de acompañar su última felonía con la hipocresía. La hipocresía más inaudita es el sello que acompaña a todos los actos del imperialismo.

Para concluir su breve introducción y comenzar a dar lectura a la declaración, Fidel expresa:

Vamos, pues,  a lo más importante de esta tarde, que es la Segunda Declaración de La Habana, nuestro mensaje a los pueblos de América y del mundo, la palabra de nuestro pueblo en este minuto histórico, respaldada por este pueblo, respaldada por su presencia como nunca en América estuvo respaldada ninguna palabra, ningún mensaje.

Con nosotros se encuentran numerosos latinoamericanos que visitan a nuestro país o participaron de la Conferencia de los Pueblos en La Habana, pero ellos no deben ser sólo espectadores. Proponemos a la Asamblea General Nacional del Pueblo que los latinoamericanos aquí presentes no sean espectadores, sino que tengan derecho también a votar junto con el pueblo de Cuba la Declaración de La Habana.

Algún día ellos podrán reunir también a sus pueblos, como nosotros hoy, y podrán expresar también su pensamiento tan libremente como nosotros hoy.

Preste el pueblo atención a cada palabra, a cada frase de este documento, de esta Segunda Declaración, que dice así, y que proponemos, en nombre de las Organizaciones Revolucionarias Integradas y del Gobierno Revolucionario al pueblo de Cuba.

Cuba por la cultura; Estados Unidos por la ignorancia

Fidel comienza a leer el documento que lleva por título  Segunda Declaración de La Habana. Del pueblo de Cuba a los pueblos de América y del Mundo, el cual comienza con la carta inconclusa de José Martí a Manuel Mercado del 18 de mayo de 1895. En el segundo párrafo se destaca como ya Martí, en 1895, señaló el peligro que se cernía sobre América y llamó al imperialismo por su nombre: imperialismo. En una parte de la declaración, al abordar la recién Conferencia de Cancilleres se dice:

En Punta del Este se libró una gran batalla ideológica entre la Revolución cubana y el imperialismo yanqui. ¿Qué representaban allí, por quién habló cada uno de ellos? Cuba representó los pueblos; los Estados Unidos representó los monopolios. Cuba habló por las masas explotadas de América; Estados Unidos por los intereses oligárquicos explotadores e imperialistas. Cuba por la soberanía; Estados Unidos por la intervención. Cuba por la nacionalización de las empresas extranjeras; Estados Unidos por nuevas inversiones de capital foráneo. Cuba por la cultura; Estados Unidos por la ignorancia. Cuba por la Reforma Agraria; Estados Unidos por el latifundio. Cuba por la industrialización de América; Estados Unidos por el subdesarrollo. Cuba por el trabajo creador; Estados Unidos por el sabotaje y el terror contrarrevolucionario que practican sus agentes, la destrucción de cañaverales y fábricas, los bombardeos de sus aviones piratas contra el trabajo de un pueblo pacífico. Cuba por los alfabetizadores asesinados; Estados Unidos por los asesinos. Cuba por el pan; Estados Unidos por el hambre. Cuba por la igualdad; Estados Unidos por el privilegio y la discriminación. Cuba por la verdad; Estados Unidos por la mentira. Cuba por la liberación; Estados Unidos por la opresión. Cuba por el porvenir luminoso de la humanidad; Estados Unidos por el pasado sin esperanza. Cuba por los héroes que cayeron en Girón para salvar la patria del dominio extranjero; Estados Unidos por los mercenarios y traidores que sirven al extranjero contra su patria. Cuba por la paz entre los pueblos; Estados Unidos por la agresión y la guerra. Cuba por el socialismo; Estados Unidos por el capitalismo.

!Mil dólares por muerto, cuatro veces por minuto!

En otra parte del documento, al tratar la explotación de América Latina, Fidel lee:

El resumen de esta pesadilla que ha vivido América, de un extremo a otro, es que en este Continente de casi doscientos millones de seres humanos, formado en sus dos terceras partes por los indios, los mestizos y los negros, por los “discriminados” , en este Continente de semicolonias, mueren de hambre, de enfermedades curables o vejez prematura, alrededor de cuatro personas por minuto, de cinco mil quinientas al día, de dos millones por año, de diez millones cada cinco años. Estas muertes podrían ser evitadas fácilmente, pero sin embargo se producen. Las dos terceras partes de la población latinoamericana vive poco y vive bajo la permanente amenaza de muerte. Holocausto de vidas que en quince años ha ocasionado dos veces más muertes que la guerra de 1914, y continúa... Mientras tanto, de América Latina fluye hacia los Estados Unidos un torrente continuo de dinero: unos cuatro mil dólares por minuto, cinco millones por día, dos mil millones por año, diez mil millones cada cinco años. Por cada mil dólares que se nos van, nos queda un muerto. ¡Mil dólares por muerto: ése es el precio de lo que se llama imperialismo! ¡MIL DÓLARES POR MUERTO, CUATRO VECES POR MINUTO!

Mas a pesar de esta realidad americana, ¿para qué se reunieron en Punta del Este? ¿Acaso para llevar una sola gota de alivio a estos males !No!

Los pueblos saben que en Punta del Este, los cancilleres que expulsaron a Cuba se reunieron para renunciar a la soberanía nacional; que allí, el gobierno de Estados Unidos fue a sentar las bases no sólo para la agresión a Cuba, sino para intervenir en cualquier país de América contra el movimiento liberador de los pueblos; que Estados Unidos prepara en la América Latina un drama sangriento; que las oligarquías explotadoras lo mismo que ahora renuncian al principio de la soberanía, no vacilarán en solicitar la intervención de las tropas yanquis contra sus propios pueblos y que con ese fin la delegación norteamericana propuso un comité de vigilancia contra la subversión en la Junta Interamericana de Defensa, con facultades ejecutivas, y la adopción de medidas colectivas. Subversión para los imperialistas yanquis es la lucha de los pueblos hambrientos por el pan, la lucha de los campesinos por la tierra, la lucha de los pueblos contra la explotación imperialista. Comité de Vigilancia en la Junta Interamericana de Defensa con facultades ejecutivas, significa fuerza de represión continental contra los pueblos a las órdenes del Pentágono. Medidas colectivas significan desembarcos de infantes de marina yanquis en cualquier país de América.

Frente a la acusación de que Cuba quiere exportar su revolución, respondemos: las revoluciones no se exportan, las hacen los pueblos.

Lo que Cuba puede dar a los pueblos y ha dado ya es su ejemplo.

 

Lo que Cuba ha dado y da a los pueblos es su ejemplo

Fidel da lectura al último párrafo de la declaración y a continuación la somete a votación:

Porque esta gran humanidad ha dicho: “¡Basta!” y ha echado a andar. Y su marcha, de gigantes, ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia por la que ya han muerto más de una vez inútilmente. Ahora, en todo caso, los que mueran, morirán como los de Cuba, los de Playa Girón, morirán por su única, verdadera, irrenunciable independencia.

¡Patria o Muerte!   ¡Venceremos!

EL PUEBLO DE CUBA 

La Habana, Cuba, Territorio Libre de América,

Febrero 4 de 1962

1-declaracion-habana.jpgLa Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba resuelve que esta Declaración sea conocida como Segunda Declaración de La Habana, trasladada a los principales idiomas y distribuida en todo el mundo. Acuerda asimismo solicitar de todos los amigos de la Revolución Cubana en América Latina que sea difundida ampliamente entre las masas obreras, campesinas, estudiantiles e intelectuales de los pueblos hermanos de este continente.

Se somete a la aprobación del pueblo esta Declaración y se solicita que todos los ciudadanos que estén de acuerdo levante la mano.

(LA MULTITUD LEVANTA LAS MANOS EN MEDIO DE UNA OVACIÓN PROLONGADA Y CANTA EL HIMNO NACIONAL CUBANO Y LA INTERNACIONAL)

Queda aprobada por el pueblo de Cuba la Segunda Declaración de La Habana, y se da por terminada esta Asamblea.

 

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