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Cuba: coraje y valor

¡Petras, Petras!: ¡Petras aprendió mal lo que es ser absuelto por la historia!, por Norelys Morales Aguilera

Declararse admirador de Cuba y de un Fidel Castro “que fue” parece que está de moda y garantiza público. Con tales amigos, los enemigos están contentos...

Esta es la verdadera tesis que subyace en el artículo de James Petras, “Ocho tesis erróneas de Fidel Castro. Fidel Castro y las FARC” y aquí parece enseñarnos su esencia:

“Las observaciones de Castro piden un análisis y una refutación, no sólo porque sus opiniones son ampliamente leídas e influyen en millones de militantes y admiradores en todo el mundo, especialmente en Cuba y América Latina, sino también porque hoy pretende brindar una base «moral» para la oposición al imperialismo.”

Obsérvese como el señor Petras entrecomilla la palabra moral. ¿Pretende Petras decirnos que Fidel Castro se afilia a la moral absoluta, lo que quiere decir que es un fanático hoy en su lucha? Un argumento moral es no mentir y otro, de sentido común, es que el hecho de que en sus últimas reflexiones Fidel no haya hecho un análisis del uribismo no es prueba de que lo apoye o esté de acuerdo. Bríndenos Petra el texto donde Fidel Castro exculpe o apoye el “terror masivo desatado por el presidente colombiano Uribe contra sindicalistas, críticos y comunidades campesinas…”

Petras, muy ducho en círculos académicos, no le podrá negar su experiencia a Fidel Castro en una guerrilla que nunca usó las tácticas de toma de rehenes en las montañas y señala "la «crueldad» de las tácticas de las FARC «del secuestro y la retención de prisioneros en las condiciones de la selva»: –empleo en este trabajo solo citas que eligió Petras-. ¿Desea el señor Petras que en nombre de la violencia que emplea Uribe, lacayo de Estados Unidos, Fidel Castro justifique tales tácticas guerrillas?. Eso sí sería un engaño y un estupendo argumento para discrepar con Fidel Castro, pero el argumento moral que ha molestado a Petras es justo decir esa verdad, aunque nos duela. Sí, son tácticas crueles, lo que no exculpa al gobierno de Uribe de someter a crueles cárceles a los guerrilleros.

Con esta lógica de pensamiento el sociólogo norteamericano James Petras acaba viendo los sucesos colombianos como una lucha entre los buenos y los malos, muy típico de película de mala muerte y la cultura mass-media de los Estados Unidos. Muy mal andaría América Latina si fuese a conducirse bajo tales preceptos. El caso colombiano es mucho más serio y está en un contexto. Los europeos venían a América por El Dorado. Hoy se cree que ese lugar estaba en Colombia. Algún oro moral debe quedar en la tierra colombiana para que tanta violencia haga allí su sitio. El ciclo más reciente comenzó con el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán y aún no ha parado. Casualmente el adolescente Fidel Castro estaba allí durante esos sucesos conocidos como "el bogotazo" y vivió las experiencias de un pueblo dividido y extrajo lecciones prácticas importantes para su lucha posterior.

Como una simple persona que ejerce el criterio me parece repugnante y muy tendencioso que James Petras diga que Fidel Castro denigra a Marulanda por afirmar que era un «campesino y militante comunista, líder de la guerrilla» y por señalar que no compartía su tesis: «Marulanda, de notable inteligencia natural y dotes de dirigente, que no tuvo, en cambio, oportunidades de estudio cuando era adolescente. Se dice que pudo cursar sólo hasta el quinto grado. Concebía la revolución como una larga y prolongada lucha, un punto de vista que yo no compartía». Sólo un dato que seguramente Petras conoce y olvida: los revolucionarios cubanos aprendieron el arte de la guerra en la lucha guerrillera y tuvieron un ideólogo de alto vuelo revolucionario e intelectual, José Martí, que les enseñó "la guerra necesaria", rápida, no prolongada, entre otras valiosísimas enseñanzas, como las morales para ganar una guerra, al decir "que trinchera de ideas valen más que trincheras de piedra". La moral de los revolucionarios no es un descubrimiento de Fidel Castro, pero ha sido su gran arma para que lo consideren un encantador de serpientes. El sociólogo norteamericano nos deja pensando sobre sus interpretaciones morales.

El líder cubano, que no hizo solo una revolución, sino acompañado de campesinos, obreros y todo el espectro del pueblo cubano, negro y blanco, como síntoma de que nunca albergó racismo o desestimación, nos lo presenta Petras con el mismo argumento que él supone en el cubano. "Castro es hijo de un terrateniente y fue educado en colegios jesuitas privados y tiene el título de abogado. Da a entender que las credenciales educativas y un mayor status social preparan al líder revolucionario para guiar a los campesinos que no tienen educación formal, pero sí «cualidades naturales de liderazgo» aparentemente suficientes para permitirles seguir a los intelectuales y profesionales, más adecuados para dirigir la revolución."

Los sucesos con Ingrid Betancourt y lo demás que argumenta el señor Petras no vale la pena comentarlo si ya conocemos por donde viene el articulista.

¡Petras, Petras! Esta pregunta conclusiva al artículo debe pensarla el lector; el señor Petras pregunta: "¿Ha pensado Castro realmente en las consecuencias desastrosas para millones de colombianos empobrecidos, o pensaba únicamente en las posibles mejoras de las relaciones de Cuba con Colombia una vez que las FARC sean liquidadas?". La simple sugerencia de que en sus análisis Fidel Castro obvie la realidad de los colombianos y lleven a que Cuba ande de pedigüeña, negociando con la integridad moral de una nación cuando hemos crecido bloqueados por no ponernos de rodillas, es un insulto al pueblo cubano que ha compartido y comparte no lo que le sobra sino, lo suyo propio, pero nunca ha claudicado pidiendo al imperio o sus aliados.

Más de una vez Cuba estuvo sola, solita. Si en ese entonces Petras nos quiso acompañar ha sido bienvenido, pero en nombre de eso no es legítimo atacar a Fidel Castro para que no miremos las verdades de frente. ¿Es lo que Petras pretende con retórica de izquierda?

Aprendió mal lo que es ser absuelto por la historia.

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