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Cuba: coraje y valor

Cuba: Robustecer el árbol del socialismo sin dañar sus raíces, Por Rafael Emilio Cervantes Martínez

 

el Caguairan

En el mensaje de Fidel  del 18 de febrero de 2008 hay un párrafo de extraordinaria importancia para el futuro de Cuba porque es de la mayor actualidad en el debate ideológico que se desarrolla en nuestra sociedad:

“Desconfío de las sendas aparentemente fáciles de la apologética, o la autoflagelación como antítesis. Prepararse siempre para la peor de las variantes. Ser tan prudentes en el éxito como firmes en la adversidad es un principio que no puede olvidarse.”

Dos ideas extremas, que  se contraponen,  rondan  el tema del  perfeccionamiento de  nuestra sociedad socialista.

La primera, animada por un espíritu de conservación lineal de la obra que hemos alcanzado, y no sin  cierta dosis de ingenuidad, consiste en asumir la posición en los análisis de buscarle a cada uno de los diferentes problemas,  una sustentación que fundamente su existencia, tal vez animados por la idea de que es mejor dejar las cosas como están y no asumir el riesgo de revolucionarlas. 

El segundo punto de vista, es el hipercriticismo, que saca el látigo sin tregua contra cualquier aspecto de nuestra realidad, todo lo ve a través de cristales empañados, no le encuentra asidero terrenal que explique los porqué de las cosas, que no oye razones y se enerva en la polémica contra otro punto de vista que no sea el suyo. A mi,  en lo personal, me ha llevado a creer, y quisiera estar equivocado, que estas posiciones son expresión de no llevar  la Revolución en las venas, incluso, me ha ocurrido mas de una vez que al finalizar una discusión, la otra parte, quizás por que me lo haya leído en el rostro, ha tenido la cortesía de terminar con la frase, “pero yo soy revolucionario”, y le he contestado, “menos mal”.

Entre estos dos puntos de vista se coloca el blanco, la diana  hacia donde debemos dirigir mesuradamente nuestros análisis.  No es nuevo en la Revolución Cubana buscar el camino correcto, incluso el camino mas corto para hacer realidad los sueños e ideales que inspiraron a varias generaciones de patriotas por tener una sociedad digna y próspera. A veces, en esa inquietud de ir mas rápido que lo que las circunstancias lo han permitido, hemos cometido errores, que como ha explicado acertadamente Fidel, no han sido errores estratégicos y por consiguiente no han expuesto a la Revolución.

Cualquier análisis sobre el perfeccionamiento de nuestro sistema socialista debe partir de los logros acumulados,  de la transformación profunda, para mejor, que se ha operado en los valores que se atesoran en el pueblo cubano, que con valentía ha resistido las amenazas y agresiones del imperialismo norteamericano, internacionalista, y que ha tomado la decisión    de defender su Revolución hasta las últimas consecuencias, sin hacer caso a los cantos de sirena que le llegan sobre una sociedad de  consumo, donde supuestamente todo se puede comprar.

Es mas, debe partir  de entender no solo las medidas y leyes  de beneficio popular, sino la propia concepción profundamente humanista que anima a programas de la Revolución,  como el estudio de genética médica que identificó qué parte de la población necesita apoyos especiales, la creación de canales educativos de la televisión, que no tienen ningún fin lucrativo y están dedicados plenamente a formar una cultura general integral en toda la población, el abarcador trabajo reeducativo que se realiza con la población penal que le brinda oportunidades de hacer incluso estudios universitarios, las universidades del adulto mayor que hacen realidad de brindar una educación de por vida, la realización de estudios de maestrías de amplio acceso, donde decenas de miles de profesionales encuentran un espacio para su plena superación y por solo citar algunos ejemplos, la ampliación del acceso a la enseñanza superior llevando la universidad al pueblo.

Solo reconociendo la obra hecha por la Revolución en estos casi cincuenta años y entendiendo su significado, es que se puede hablar de perfeccionarla. Porque otros procesos históricos, como explicó Fidel en su conversación con Ignacio Ramonet, no supieron encontrar soluciones a los problemas que enfrentaron. Cada vez que se abra un análisis  sobre un fenómeno que queramos mejorar, deberemos velar por no retroceder con respecto a lo logrado, por el contrario como dice Raúl, consolidar lo alcanzado.

Este cuidado no se debe confundir con  un lastre que deberá soltar el ideal socialista a la hora de  perfeccionar las revoluciones  socialistas, y es el de asociar cualquier crítica de  sobre un problema, una tendencia negativa, o alguna contradicción del  orden existente y la consecuente fundamentación de  iniciativas,  con el derrumbe de la experiencia socialista en la URSS como resultado del llamado proceso de reconstrucción en ese país iniciado a mediados de los años ochenta del pasado siglo, proceso de perestroika en idioma ruso. A este lastre le llamaré “síndrome de la perestroika”.

Esta posición descansa al menos en dos causas, la mas visible, común, y que se presenta en el revolucionario de filas, tiene una raíz cognoscitiva, no ve la importancia estratégica que para la Revolución tiene el “cambiar todo lo que debe ser cambiado”, se conforma con lo conquistado por el socialismo hasta el presente, dirige su análisis de forma unilateral solo hacia el lado positivo de nuestra realidad  y pienso que sobre todo, viniendo esta posición de hombres y mujeres que han sido protagonistas militantes de la Revolución y que  quieren honestamente  lo mejor para el país, no alcanzan a ver el enorme peligro que significa no criticar lo mal hecho, no atajar a tiempo las tendencias negativas, no rectificar los errores y dejar que erosionen la hermosa obra de la Revolución cual agua que perfora calladamente la piedra caliza en una cueva.

El no comprender que como en el cuerpo humano cuando  surgen células malignas de no ser detectadas a tiempo dan al traste con la vida del organismo, en nuestra sociedad hay también relaciones sociales  antisocialistas, que con extirparlas a tiempo se robustecerá el árbol del socialismo ¿No es acaso antisocialista la tendencia a la alteración de los precios contra el consumidor e incluso creerse en el derecho de mentir poniendo un precio en tablilla para los inspectores y aplicar otro en la realidad?¿No es antisocialista una ineficiencia y falta de calidad en cualquier proceso social cuando están los recursos necesarios que aseguren el proceso?¿No es antisocialista la corrupción entendida como apropiación privada de la riqueza colectiva en cualquier forma que se manifieste? Todas esas tumoraciones hay que extirparlas, porque como dijo Fidel el 17 de Noviembre del 2005 en el Aula Magna de la Universidad de la Habana, pueden derrumbar a la Revolución desde adentro.

He esbozado un aspecto del diálogo que tiene lugar entre revolucionarios en Cuba. En este, como ha alertado Fidel en momentos de reflexiones autocríticas de la Revolución, no tienen espacio, ni las agencias del gobierno de los Estados Unidos, ni la gusanera de Miami y los  regalapatria internos que han pretendido capitalizar sus pretensiones en la palabra cambio, cuando debieran hablar de retroceso histórico, de regreso al neocolonialismo, de pérdidas de conquistas para la mayoría del pueblo a favor de una minoría privilegiada.

Nada bueno se puede esperar de un cubano o cubana que se ponga mercenariamente a las órdenes de las administraciones imperialistas yanquis, las mismas que durante medio siglo han agredido en todos los terrenos a nuestro heroico pueblo y que con la obsesión de destruir a la Revolución Socialista en Cuba no han andado con escrúpulos al emplear masivamente métodos criminales y genocidas. Desprecio profundo es los que merecen todos los que lamen la mano del gobierno terrorista y fascista de los Estados Unidos que pretende esclavizarnos. ¿Qué diría José Martí de estos cubanos indignos? 

La palabra cambio si tiene para los revolucionarios cubanos un  significado concreto, de progreso histórico, está en la esencia misma del concepto de Revolución de Fidel, está en la enorme obra de transformaciones que hemos realizado en cincuenta años, está presidiendo nuestra autocrítica para perfeccionar el socialismo cubano. Que no piensen que aquí van a engañar a nadie con truquitos de palabras. Hay mucha cultura política conquistada como para saber cuáles son las verdaderas pretensiones del imperialismo y sus becados a cuentas de estipendios.

La Revolución Cubana ha demostrado y está demostrando que si se puede perfeccionar el árbol del socialismo sin dañar sus raíces.

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